EL OSO POLAR U OSO BLANCO
Descripcion
Vive en el medio polar y zonas heladas. Presenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más desarrolladas, tanto para caminar como para nadar largas distancias. Las orejas y la cola son muy reducidas, para mantener mejor el calor corporal, al igual que en muchos otros mamíferos árticos. En esto también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que en realidad no es blanco, sino translúcido, formado por miles de pelos huecos (que al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico). Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación de blancura. No obstante, en determinados momentos y lugares puede verse amarillenta o incluso parda clara.
amenaza
Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los
esquimales y otros pueblos árticos, tanto por su carne como (especialmente) por su
hígado lleno de
vitaminas. Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte y para evitar sus incursiones en los poblados, donde podían robar comida o atacar a los animales domésticos. En raras ocasiones se dieron ataques contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos fue obra de animales heridos previamente por los propios hombres.
El número de osos polares se ha reducido enormemente en las últimas décadas. Hasta hace algunos años, los osos polares se cazaban desde embarcaciones de motor, avionetas e incluso
helicópteros. Esta caza masiva puso la especie al borde de la
extinción, por lo que acabó prohibiéndose. También se ha perseguido el uso de cebos envenenados para matar a los osos.
Aparte del hombre, el unico animal que puede ser peligroso para el oso polar es la morsa, si es que se acerca demasiado.
Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y el
calentamiento que está afectando su ecosistema. Según estudios canadienses (
2005) el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de
1970, obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber completado sus reservas de grasa, que pierden durante el verano y el otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y minan su capacidad de producir leche para alimentar a sus crías. Esto ha provocado una caída del 15% en la tasa de nacimientos.